
No quites la espina de esa herida abierta
Que sienta como se abre la cremallera de mi piel.
No enjuagues la sangre de tus palabras
Que agrieten los caminos de mis labios.
Es así como el sol se hiela en las nubes,
Como la arena quiebra las huellas en el mar.
Ya no existen las sonrisas que coqueteaban
Con pintalabios que sabían a payasos.
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