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jueves, 5 de febrero de 2009

Una oferta innegociable


Era una suculenta oferta. Ríos de sudor recorrían a paso acelerado mis mejillas. Mientras pensaba en aquella cantidad, las imágenes de una vida acomodada llamaban a la puerta de mi pensamiento. Todo parecía fácil y encaminado a aceptar tal proposición, pero aquel conflicto entre valores se asomaba como un mar desatado de ira. Mi cabeza se convirtió por momentos en un tiovivo de posibilidades. Fue entonces cuando recordé y pude comprender aquella sonrisa que lucía el niño cabalgando en un vaivén de emociones. Seguidamente, sonó el estruendo de mi vieja pistola. Aquel traficante de niños recibió la venganza de todos aquellos que quedaron huérfanos de su felicidad.

2 comentarios:

María (LadyLuna) dijo...

Contar una historia, una duda, una decisión, un momento... en tan pocas palabras siempre me sorprenderán.

Nos leemos;)

Rafael Ayerbe dijo...

Buenas LadyLuna, gracias por tu visita. Ahora que he acabado los exámenes estaré algo más activo por los blogs. Un saludo