
Buenas amigos,
Como sabéis tengo poco tiempo para actualizar el blog, y como recompensa os dejo un breve poema, que forma parte de la obra con la que resulté ganador del Premio Local Juan Sierra el año pasado. Espero que lo disfrutéis.
La guerra ensucia nuestros nombres,
Cuando las miradas cómplices del odio
Pronuncian la debilidad de nuestro mundo.
Hacía falta escuchar en insólitas tumbas
El débil latido de pistolas que fracasan.
Era necesario inventar sonrisas juveniles
En vaivenes que, disfrazados de tiovivos,
Dibujaban el amor exhausto de una derrota.
La guerra nos ha convertido en más incrédulos,
Nos ha envuelto en un viento cálido
Que nos zarandea gustoso a su camino,
Mientras la inocencia oculta de los niños
Sobrevive en cuevas de sangre inútil.